Los dos años transcurridos desde los ataques del 7 de octubre de 2023 y la posterior ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza han estado marcados por cerca de 48.000 manifestaciones a nivel mundial en apoyo al pueblo palestino, según datos de la organización no gubernamental Proyecto de Datos de Localización de Conflictos Armados (ACLED), que apunta además a un drástico repunte de las movilizaciones durante los últimos meses.
La organización ha señalado en un informe que entre mayo y septiembre de 2025 se han registrado un 43 % de las protestas en comparación con los cinco meses anteriores, antes de apuntar que el 15 % de todas las manifestaciones a nivel mundial durante los últimos dos años fueron propalestinas, con movilizaciones en 137 países y territorios a nivel global.
Asimismo, ha recalcado que el mayor número de manifestaciones han tenido lugar en Yemen, Marruecos, Estados Unidos, Turquía, Irán, Pakistán, Francia, Italia, España y Australia, que suman más del 75 % del total, al tiempo que ha sostenido que «la inmensa mayoría de las mismas han sido pacíficas, con solo un 1 % derivando en violencia«.
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A nivel regional, los datos de ACLED muestran que 22.066 protestas —el 46 % del total— tuvieron lugar en Oriente Próximo, por delante de 8.298 en Europa y Asia central (17 %). Por detrás figuran África (14 %); Estados Unidos y Canadá (13 %); Asia-Pacífico (9 %); y América Latina y el Caribe (1 %).
«Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) continúan sus operaciones en Gaza, las informaciones sobre asesinatos, desplazamientos y hambre entre los civiles palestinos han llevado a un alza de los sentimientos públicos y las campañas de presión coordinadas por ciudadanos«, ha apuntado, antes de indicar que el segundo aniversario del 7-O llega «entre giros históricos en el clima político que hacen que Israel esté cada vez más aislado».
ACLED ha hecho referencia así a la decisión de numerosos países —entre ellos Reino Unido, Francia, Canadá o Australia— de reconocer el Estado de Palestina, un paso en apoyo a la solución de dos Estados que ha recibido duras críticas del Gobierno israelí —encabezado por Benjamin Netanyahu e integrado por ultraderechistas y ultraortodoxos— y Estados Unidos, que mantiene su férreo apoyo a Israel.
La oleada de reconocimientos internacionales es el reflejo de las denuncias por parte de Naciones Unidas y numerosas ONG sobre las prácticas del Ejército de Israel en Gaza durante su ofensiva, que deja ya más de 67.000 muertos, según las autoridades gazatíes, controladas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), incluidas las duras restricciones a la entrega de ayuda a la población civil.
De hecho, una comisión de investigación de Naciones Unidas concluyó el 16 de septiembre que Israel ha cometido un genocidio contra los palestinos en Gaza, después de examinar los abusos perpetrados en el marco de la ofensiva, una conclusión planteada también el 1 de septiembre por la Asociación Internacional de Académicos sobre el Genocidio (IAGS), que aglutina a medio millar de estudiosos de todo el mundo.
La comisión de la ONU determinó que las autoridades israelíes han cometido al menos cuatro de los cinco actos descritos como genocidas en la Convención contra el Genocidio de 1948, incluidos asesinatos, daños físicos o psicológicos graves, condiciones de vida encaminadas a la destrucción de los palestinos y medidas destinadas a prevenir nuevos nacimientos, citando también declaraciones de altos cargos del Gobierno de Israel que demuestran la intencionalidad de estos actos.
Por ello, la presión por parte de la sociedad civil en numerosos países ha aumentado para exigir a sus gobiernos que actúen para lograr un fin de la ofensiva, especialmente ante la sensación de impunidad por los reiterados bloqueos por parte de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU a los proyectos de resolución pidiendo un alto el fuego, después de que Israel rompiera en marzo el pactado en enero con Hamás y relanzara su ofensiva.
Así, las protestas han abarcado desde llamamientos al boicot a empresas con lazos con Israel hasta el envío de flotillas con ayuda humanitaria a Gaza, que han sido interceptadas en aguas internacionales por el Ejército israelí, desatando más manifestaciones.
INTENSIDAD DE LA OFENSIVA
ACLED ha resaltado que la ofensiva contra Gaza ha estado marcada por «cerca de 21.900 acontecimientos de conflicto», la segunda cifra a nivel mundial desde octubre de 2023, superada únicamente por la provincia ucraniana de Donetsk a causa de la invasión rusa, y caracterizada por «extensos ataques aéreos y con artillería», entre ellos más de 11.900 bombardeos de aviones y drones.
La organización ha apuntado que de las más de 489.500 víctimas mortales documentadas a causa de la violencia política a nivel mundial desde el 7 de octubre de 2023, cerca del 14 % han tenido lugar en Gaza, donde las FDI se han convertido en «la tercera fuerza militar más activa del mundo», únicamente por detrás de Rusia y Ucrania.
De hecho, ha señalado además que la ciudad de Gaza (norte) ha sido escenario de cerca del 60 % de las actividades militares israelíes durante septiembre, en medio de su ofensiva a gran escala para intentar tomarla, incluidos ataques para demoler edificios y una «expansión drástica» del uso de robots explosivos para llevar a cabo ataques en el interior de la localidad.
Los datos de ACLED muestran 110 ataques con estos robots en la Franja desde mayo de 2024, y más de un tercio en la ciudad de Gaza durante septiembre. Ameneh Mehvar, analista de la organización para Oriente Próximo, explicó que «algunos de ellos son vehículos blindados reutilizados y llenos de toneladas de explosivos y sistemas a control remoto» para hacerlos estallar. «Los críticos alegan que también se emplean para asustar a los residentes y obligarlos a evacuar«, en medio de la expulsión forzosa de población.
Por todo ello, ACLED ha subrayado que, pese a la creciente oposición a la ofensiva —también en el seno del aparato de seguridad israelí—, la cúpula política «sigue buscando una ‘victoria total'», un objetivo cada vez más determinado por razones ideológicas. «Con pocas expectativas de eliminar totalmente a Hamás, el Gobierno (de Israel) busca una estrategia de control a largo plazo» que pasa por «degradar a Hamás mientras bloquean acuerdos alternativos de gobierno palestino, empujando a Gaza a unas condiciones de inhabitabilidad para fomentar la migración voluntaria y obstruyendo cualquier camino hacia la soberanía palestina«, ha zanjado.
(Colprensa – Europa Press)