En un esfuerzo incansable por devolver la tranquilidad a las comunidades del Meta, el Batallón de Ingenieros de Desminado Humanitario N.° 4 del Ejército Nacional ha destruido 20 artefactos explosivos improvisados en los municipios de Mesetas y Mapiripán durante los últimos seis meses.
El teniente coronel Félix Perdomo, comandante del Batallón, destacó la complejidad de las operaciones:
“Nuestros soldados hallaron artefactos ocultos en cultivos de plátano, fuentes hídricas y áreas de pastoreo ganadero. Estos representaban una amenaza constante para los habitantes, sus animales y sus medios de subsistencia. Hace años, estas comunidades no podían acceder a sus tierras por el temor a accidentes fatales”.
La presencia de estos explosivos, instalados en su mayoría por grupos armados ilegales, ha limitado durante décadas el desarrollo agrícola y ganadero en el Meta, una región históricamente afectada por el conflicto armado.
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Gracias a las labores de desminado, se han despejado más de 29,000 metros cuadrados de terreno, transformando áreas de peligro en espacios seguros para la producción y el tránsito de las comunidades.
En Mesetas, por ejemplo, recientes operaciones en la vereda La Libertad resultaron en la destrucción de un artefacto explosivo, neutralizando una amenaza latente para los campesinos, según publicaciones del Ejército Nacional en redes sociales.
El impacto de estas acciones trasciende el Meta. En Barrancominas, Guainía, el Batallón de Desminado completó con éxito sus labores, y se espera declarar el municipio libre de sospecha de minas, un hito que marca un futuro más seguro para sus habitantes.
Mientras tanto, en Tauramena, Casanare, los uniformados han iniciado un análisis detallado para identificar veredas con posible contaminación por artefactos explosivos, sentando las bases para nuevas intervenciones.
Sin embargo, las operaciones de desminado no están exentas de desafíos.
En el Meta, considerado uno de los departamentos más afectados por minas antipersonal con 1,142 víctimas históricas, los soldados enfrentan riesgos constantes. Un preocupante precedente ocurrió en Vista Hermosa en 2022, cuando 12 desminadores resultaron heridos en un atentado con explosivos mientras realizaban labores humanitarias.
Además, denuncias de comunidades, como la de Mapiripán en 2022, han señalado posibles excesos en operativos militares, incluyendo la destrucción de viviendas con explosivos, lo que resalta la necesidad de equilibrar la seguridad con el respeto por los derechos de los campesinos.