Montevideo (EFE).- En un emotivo acto realizado este jueves en la residencia del expresidente de Uruguay, José Mujica, en las afueras de Montevideo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, otorgó la Cruz de Boyacá, la máxima distinción civil de Colombia, al exmandatario uruguayo. Este reconocimiento destaca su incansable defensa de la paz y su rol como firme promotor del diálogo, valores que han marcado su carrera política y su vida personal.
La distinción a un defensor de la paz
El presidente Petro leyó el texto protocolar en el que se resalta la labor de Mujica como «un destacado defensor de la paz y un firme promotor del diálogo», destacando su contribución al entendimiento entre diferentes sectores de la sociedad. Posteriormente, Petro colocó la banda de la Cruz de Boyacá a Mujica, quien estuvo acompañado por su esposa, Lucía Topolansky, exvicepresidenta y exsenadora de Uruguay. Tras la ceremonia, ambos posaron ante la prensa, aunque Mujica evitó realizar declaraciones.
La Cruz de Boyacá se otorga a personas o instituciones, tanto nacionales como extranjeras, que se han destacado por sus servicios a Colombia, lo que refuerza el profundo respeto y admiración que el país vecino tiene hacia el expresidente uruguayo.
Un vínculo de lucha y paz
Antes de la entrega de la condecoración, Gustavo Petro recordó su cercanía con Uruguay desde joven, comparando su trayectoria como guerrillero con la de Mujica. Ambos exguerrilleros dejaron las armas al entender que la paz era lo más crucial para transformar sus respectivas sociedades. En un emotivo momento, Petro entregó a Mujica una bandera del M-19, el grupo guerrillero del que fue parte. Mujica, también con pasado guerrillero, agradeció el gesto con un «gracias, hermano».
El reconocimiento internacional a Mujica
Este homenaje de Petro se suma a otros que ha recibido Mujica a nivel internacional. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también condecoró al uruguayo con el Gran Collar de la Orden Nacional de Cruzeiro do Sul, la más alta distinción de Brasil. Lula destacó que Mujica no solo fue presidente de Uruguay, sino que se ganó su respeto por ser una figura genuina, comprometida con los ideales de justicia y libertad.
Mujica, quien se mostró humilde ante los reconocimientos, recordó que no es un «hombre de premios», pero agradeció el cariño de los líderes políticos que han sido sus compañeros de lucha. A sus 90 años, el exmandatario uruguayo sigue siendo una figura relevante en la política internacional, admirado por su integridad y su incansable trabajo por la paz.
La entrega de la Cruz de Boyacá a José Mujica es un acto simbólico que refleja no solo la admiración de Colombia por el exmandatario uruguayo, sino también el compromiso de ambos países con los ideales de paz, justicia social y diálogo.
Este reconocimiento resalta la importancia de seguir luchando por la reconciliación y la construcción de sociedades más justas y equitativas, valores que tanto Petro como Mujica han defendido a lo largo de sus vidas.