Desde niño, el entonces Jorge Mario Bergoglio se hizo aficionado al fútbol e hincha acérrimo del San Lorenzo de Almagro, club al que su padre llegó a estar vinculado, aunque a través de su equipo de baloncesto.
En una entrevista con la revista holandesa Straatnieuws, Francisco contó que en el barrio lo llamaban «pata dura», pues, a pesar de su pasión por el deporte, no era un gran jugador.
“Desde que cumplí un año hasta que entré en el seminario, viví en la misma calle, en un barrio simple de Buenos Aires; me acuerdo de que me escapaba de casa para ir a jugar con los chicos después de la escuela», confesó Bergoglio.
También relató que no se perdió ningún partido del San Lorenzo en 1946, cuando el equipo contaba con figuras como Farro, Pontoni y Martino.
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Jorge Mario Bergoglio fue nombrado socio honorario del club San Lorenzo con el carné número 88.235, y ofició la misa del centenario del equipo en 2008. En 2013, ya como Papa, recibió una camiseta y un libro con la historia del equipo.
En honor a su partida, la nueva cancha de la entidad azulgrana, ubicada en los terrenos del Viejo Gasómetro, llevará su nombre.
En cuanto a sus preferencias futbolísticas, a pesar de su admiración por Messi y Maradona —con quienes se reunió—, consideró siempre a Pelé como el mejor de todos los tiempos.
El Papa Francisco utilizó frecuentemente metáforas futbolísticas para transmitir mensajes espirituales; empleaba el fútbol como un puente para conectar a las personas y transmitir valores de honestidad, valentía, humildad y esperanza.
(Colprensa)