El sombrero llanero es uno de los elementos más representativos de la cultura colombiana, especialmente en la región de los Llanos Orientales.
Su origen se remonta a las influencias europeas, ya que inicialmente llegaron sombreros del centro de Europa, que luego fueron adaptados a las necesidades y el estilo de vida de los llaneros. Hoy en día, el sombrero llanero es un símbolo de la identidad de la región y se ha convertido en un accesorio muy demandado tanto en Colombia como en el extranjero.
Retos para la producción artesanal
El Taller El Cacique, uno de los principales productores de sombreros llaneros en Colombia, ha experimentado una disminución notable en el número de artesanos que fabrican estos sombreros. Según Juliana Gómez, vocera de la empresa, el número de artesanos ha bajado drásticamente: si en 2008 había entre 1.500 y 2.000 artesanos, actualmente hay entre 900 y 300.
Esta caída representa una disminución de entre 25% y 75%. Las causas principales son la edad avanzada de los artesanos (la mayoría son mayores de 70 años) y la falta de interés de las nuevas generaciones por continuar con el oficio artesanal.
A pesar de esta tendencia, el Taller El Cacique sigue produciendo alrededor de 100 sombreros al mes, lo que representa 1.200 sombreros al año. Estos sombreros son distribuidos principalmente a las grandes ciudades colombianas como Medellín, Bogotá y Cali. El proceso de fabricación de cada sombrero, dependiendo de su tipo, puede llevar entre una semana para un sombrero estándar hasta tres meses para uno extrafino o de exportación.
Precios y demanda
El precio de los sombreros llaneros varía según la calidad y el nivel de detalle. Los sombreros estándar tienen un costo aproximado de $120.000, mientras que los extrafinos y de exportación pueden alcanzar precios de entre $350.000 y $400.000.
Debido a la naturaleza artesanal del producto, la producción de estos sombreros se hace bajo demanda, lo que ayuda a evitar pérdidas en caso de baja rotación de los productos.
El proceso de fabricación del sombrero llanero
En empresas como Juan Florentino, el sombrero llanero se produce utilizando fieltro de lana como materia prima, un material que proporciona la firmeza y el acabado deseado. Según Martha Cecilia Jaramillo Carvajal, encargada de la producción, el proceso comienza con el engomado del fieltro, adaptado a las especificaciones del modelo que se va a producir.
A continuación, se pasa a moldear el sombrero en hormas fabricadas en yeso. Este proceso es crucial, ya que implica el uso de presión y vapor para darle la forma deseada al sombrero.
Una vez moldeado, se procede al corte de las alas, de acuerdo con el estilo que se haya seleccionado, y se le coloca un tafilete (banda interna) que ajusta el tamaño del sombrero, una tarea que se hace manualmente. Finalmente, se le añaden cinta y accesorios, dependiendo del diseño y las características específicas del modelo.
Este proceso completo toma entre 90 minutos y 2 horas, y permite la producción de unos 500 sombreros mensuales. Sin embargo, solo se venden aproximadamente 250 sombreros al mes. Esto refleja tanto la estandarización de la producción como el mercado limitado que todavía existe para los sombreros llaneros en comparación con otros productos artesanales.
Distribución y visibilidad internacional
Los sombreros llaneros producidos por Juan Florentino no solo se distribuyen en el mercado local, sino que también tienen una presencia significativa en el mercado internacional.
A través de plataformas como Casanare Natural, los sombreros se exportan a países fuera de Colombia, lo que contribuye a la internacionalización de este producto artesanal.
En Colombia, las principales ciudades de venta incluyen Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga. Además, la empresa participa en eventos de gran visibilidad como Expoartesanías en Corferias y Expoartesano en Plaza Mayor Medellín, donde se busca dar a conocer el sombrero llanero a un público más amplio, tanto nacional como internacional.
Un patrimonio en peligro
El sombrero llanero es mucho más que un accesorio; es una parte fundamental de la identidad cultural de Colombia. Sin embargo, la disminución del número de artesanos y la falta de interés de las nuevas generaciones ponen en riesgo la preservación de esta tradición.
Es fundamental que se tomen medidas para revitalizar el oficio, ya sea a través de programas de capacitación o incentivando el interés por la artesanía entre los jóvenes. Además, la creciente demanda internacional y el reconocimiento del sombrero llanero como producto artesanal de alta calidad ofrecen una oportunidad para asegurar la sostenibilidad de este oficio, no solo en Colombia, sino en el mundo entero.
El sombrero llanero no es solo un accesorio, es un símbolo de resistencia y orgullo que ha perdurado a lo largo del tiempo y sigue marcando la identidad de las comunidades llaneras y de Colombia como nación.
La clave para su conservación está en promover su fabricación, visibilidad y valoración en el mercado local e internacional.
Cortesía- Extracto Adaptado – Diario La República