miércoles, diciembre 4, 2024
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Ariel Ávila Revela Nuevas Pruebas sobre los Falsos Positivos en el Gobierno de Uribe: El Caso Montoya y el Legado de la Seguridad Democrática

El senador Ariel Ávila ha destapado nuevos detalles sobre los falsos positivos ocurridos durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, vinculando al general retirado Mario Montoya con estos hechos.

Según Ávila, recientes pruebas sugieren que Montoya estuvo involucrado en ejecuciones extrajudiciales, lo que ha generado un intenso debate en Colombia.

 

En un video compartido en su cuenta de X (anteriormente Twitter), Ariel Ávila, senador de la República, hizo fuertes declaraciones sobre la polémica de los falsos positivos, un tema que sigue sacudiendo la memoria histórica de Colombia.

Ávila reveló que la prohibición de entrada a Estados Unidos al general Mario Montoya, quien fue comandante del Ejército durante el gobierno de Álvaro Uribe, se debe a pruebas que lo vinculan con ejecuciones extrajudiciales, un delito conocido como «falsos positivos».

La reacción del senador fue contundente. Lamentó la necesidad de hacer esta revelación, pero destacó que la gravedad de los hechos históricos obliga a abordar estos temas con seriedad.

Ávila hizo énfasis en cómo sectores políticos uribistas han intentado restar importancia a los falsos positivos, un fenómeno que se gestó bajo la administración de Uribe, y recordó cómo las políticas de seguridad del presidente, en particular la Seguridad Democrática, fueron responsables de la muerte de miles de civiles inocentes.

 

El contexto histórico según Ariel Ávila

Ávila explicó cómo el gobierno de Uribe, al comienzo de su mandato en 2002, implementó el Decreto 2002, una estrategia que creaba zonas de rehabilitación y consolidación, pero que a su vez facilitaba abusos como las detenciones masivas en lugares como Algeciras, Huila. Aunque este decreto fue posteriormente declarado inconstitucional, dejó un legado de violaciones a los derechos humanos.

Además, el senador criticó la política de Seguridad Democrática, que, según él, tuvo efectos humanitarios devastadores. Recordó que durante esta etapa se desmovilizaron más de 14,000 guerrilleros y se capturaron alrededor de 15,000, cifras que Ávila considera infladas y mal gestionadas.

Basándose en datos del Ministerio de Defensa de 2010, el senador mostró cómo, en algunos años, hasta el 25% de las muertes reportadas como bajas en combate resultaron ser falsos positivos.

Corrupción y mal manejo de recursos

Otro aspecto crítico que tocó Ávila fue el sistema de recompensas establecido durante el gobierno de Uribe, que pagaba grandes sumas por información sobre supuestos miembros de grupos armados ilegales.

Según el senador, este sistema derivó en informes falsos y una desviación masiva de recursos del Estado. “¿Quién se quedó con toda esa plata?”, preguntó Ávila, aludiendo a la falta de transparencia en el manejo de los fondos secretos del Ministerio de Defensa.

 

Repercusiones y debate público

Las declaraciones de Ávila han reavivado el debate sobre el legado de la Seguridad Democrática y sus impactos en la población civil. La vinculación de Mario Montoya con los falsos positivos y la prohibición de su entrada a Estados Unidos son solo el último episodio de una serie de investigaciones que continúan dando de qué hablar en Colombia.

Mientras algunos sectores siguen defendiendo las políticas de Uribe, otros insisten en que se debe hacer justicia para las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales.

El senador Ávila también hizo un llamado a aquellos que siguen negando la existencia de los falsos positivos, pidiendo que estudien los hechos y datos antes de emitir juicios. En su mensaje, expresó con indignación el dolor que deben sentir los familiares de las víctimas al escuchar que se niega la magnitud de estos crímenes.

 

Lo que continúa en el ambiente

El caso de los falsos positivos sigue siendo uno de los temas más oscuros de la historia reciente de Colombia.

Las declaraciones de Ariel Ávila y las pruebas que implican a figuras clave como Mario Montoya reabren una herida que aún no se ha cerrado. Este caso sigue siendo un recordatorio de los retos que enfrenta el país en términos de verdad, justicia y reparación para las víctimas de abusos cometidos durante la administración de Álvaro Uribe.

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