Foto-cortesía Noticierodelllano
El conflicto en el Campo Ocelote, operado por la petrolera Hocol en Puerto Gaitán, ha escalado a niveles de violencia y tensión social, con el bloqueo de las instalaciones por parte de habitantes de la vereda La Cristalina.
Denuncias de secuestro de trabajadores, sabotaje y un clima de inseguridad se suman a las demandas laborales de la comunidad local, que exige mejoras en las condiciones salariales y de infraestructura. Mientras tanto, las autoridades y la empresa buscan una solución, aunque las negociaciones parecen estancadas en medio de un creciente malestar.
Análisis de la Crisis: Un Bloqueo con consecuencias
El bloqueo que mantiene la comunidad de La Cristalina en el Campo Ocelote lleva más de dos semanas y ha paralizado las operaciones de la petrolera Hocol en una de las zonas de extracción de crudo más importantes de la región.
Los manifestantes, que se pronunciaron el pasado 25 de octubre, aseguran que su protesta responde a una serie de demandas económicas no satisfechas por la empresa, especialmente en términos de igualdad salarial frente a otros campos petroleros de la zona.
Según los habitantes de La Cristalina, el modelo salarial en Ocelote está anclado desde 2007, lo que ha generado un evidente rezago frente a otras operaciones, como la de la petrolera Frontera en el campo Planas.
Sin embargo, lo que parecía ser una queja legítima por condiciones laborales más justas, ha derivado en una crisis social más profunda.
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Secuestro y Violencia: El Precio de la protesta
La denuncia más grave de la empresa Hocol ha sido la retención de varios de sus trabajadores, quienes llevan ya 14 días aislados en las instalaciones de Ocelote, sin poder salir ni recibir provisiones. Este hecho ha sido catalogado como secuestro, lo que agrava aún más la situación.
Según la empresa, un grupo de manifestantes atacó violentamente un helicóptero asignado para evacuar al personal, lo que, además de poner en riesgo la seguridad de los empleados, constituye un acto de sabotaje.
Aunque Hocol ha manifestado su disposición al diálogo, la empresa ha sido enfática en rechazar cualquier mecanismo de presión violenta. A pesar de los intentos de mediación encabezados por el Ministerio del Trabajo, la Alcaldía de Puerto Gaitán y la Defensoría del Pueblo, el bloqueo persiste y no muestra signos de solución inmediata.
La Posición de la Comunidad: desigualdad y desconfianza
Por otro lado, la comunidad de La Cristalina mantiene que la protesta no es una cuestión de violencia, sino una medida de presión ante la falta de respuestas concretas por parte de la empresa.
Según los manifestantes, el bloqueo es específico hacia el Campo Ocelote y no afecta a otras zonas cercanas, como las fincas de los menonitas o los resguardos indígenas.
Pese a los avances logrados en las negociaciones pasadas, como la mejora de la vía de acceso a la vereda, los habitantes insisten en que sus reclamos salariales y laborales son urgentes.
La comunidad sostiene que solo mediante la presión lograrán que Hocol revise y ajuste el modelo salarial que, según ellos, ha sido “inmutable” desde hace más de una década